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Desde el lunes he estado participando de las manifestaciones que se han organizado contra el golpe militar en el parque central de San Pedro Sula, el primer día me acerqué con temor, no conozco mucha gente en la ciudad y en estas situaciones las personas son mas precavidas y recelosas, ver una cara nueva tomando fotos levanta sospechas en cualquier lugar. El martes regresé y esta vez me presenté a un miembro del Bloque Popular para comentarle porque estaba participando en la manifestación. El miércoles fue mucho más relajado, me encontré con gente conocida y eso me hizo sentir menos nerviosa y me permitió participar de lleno en la manifestación, me encontré con ex compañer@s de trabajo que no apoyan el golpe de estado, ex vecin@s y viej@s conocid@s.
Durante tres días las manifestaciones han estado tranquilas, no se había sentido la presencia policial a pesar de que a pocas cuadras ellos estaban dirigiendo el tráfico o eran simples espectadores, pero el jueves todo fue diferente, alrededor de las 11:30 me dirigí nuevamente hacía el parque central a participar de la manifestación, tomar algunas fotos y videos, hoy me animé a llevar la cámara "grande" (y no tomar fotos desde el móvil), avancé por la 1ra calle, varias avenidas estaban bloqueadas con plantas y llantas quemadas, algunos policías descansaban en un negocio cercano al parque, esta vez era mayor la cantidad de personas que se encontraban reunidas, mucha más que en los días anteriores (tengo pendiente publicar las fotos y videos). A medida que me acercaba se empezaba a sentir la tensión, ya había escuchado antes que hubo un enfrentamiento entre manifestantes y la policía frente a las oficinas de la Dirección General de Ingresos, el resultado del mismo fue una persona herida. Me animé a sacar la cámara, incluso después de haber escuchado a un periodista denunciar que miembros del ejercito lo habían detenido sin razón (nunca le dijeron por qué lo hacían), le tomaron fotografías, le solicitaron la identificación para apuntar sus datos. Tuve suerte de encontrarme con otr@ conocid@ y me animé a tomar fotos y videos, un helicóptero sobrevolaba el parque, creo que era un medio que estaba reportando, la gente se animaba y los que estaban esparcidos se unieron al grupo, gritando consignas pidiendo el restablecimiento de Manuel Zelaya como presidente, el respeto a la constitución y a la no violación de las garantías constitucionales.
Al fondo de la 1ra y 2da calle, a la altura de la línea del tren, esperaban elementos de la policía y el ejercito con tanquetas. Ingenuamente me despreocupé de la policía, todos estábamos tranquilos, escuchando los avisos y las consignas que animaron a la gente, aproveché a tomar fotos, dos personas se me acercaron para preguntarme a cuál medio pertenecía, les dije que andaba por cuenta propia y un señor me ayudó a ubicarme sobre las gradas de la iglesia para tener mejores tomas. Era un momento de entusiasmo, de alegría cuando un grupo de compañeros dieron la alerta, la policía nos estaba lanzando gas lacrimógeno, sin aviso, sin razón, sin amenaza, la gente comenzó a correr para refugiarse del efecto del gas, las personas se atropellaban unos contra otras, el gas no permitía ver bien, los vendedores ambulantes con mucho esfuerzo movilizaban sus carretas, tuve un momento de pausa, no sabía ni conocía cuál era el efecto del gas, nunca había tenido esta experiencia y pude tomar unas fotos y grabar mientras la gente se resguardaba, creí que terminaba allí, una vez que nos habían esparcido no había razón para seguir lanzando gas pero lo siguieron haciendo y mientras corría me preguntaba una y otra vez qué habíamos hecho para que nos atacaran de esa forma. La gente corrió alrededor de unas cinco cuadras, la policía todavía detrás de uno, logré llegar a casa sin ningún problema, sintonicé Radio Progreso (www.aler.org y http://radioprogresohn.com/) y anunciaban que habían más de 100 detenidos y heridos.
Esta ha sido mi experiencia en estos días, he asistido al parque y he estado reenviando información y monitoreando medios y he leído todo tipo de mensajes, en contra y a favor, y hay temas y adjetivos que son recurrentes, las personas que estamos en contra del golpe somos comunistas, asesinos, mareros, revoltosos, malos hondureños y vendidos; por otro lado los que apoyan este golpe son los defensores de la democracia, la constitución, buenos patriotas.
Los medios que apoyan el golpe hacen reportajes diciendo que no hay heridos y que los detenidos son personas que cometieron actos vandálicos, es cierto, se han destruido ventanales de negocios y bancos, se han manchado paredes, la coyuntura ha propiciado el espacio para que personas ajenas a la lucha aprovechen para saquear tiendas y alterar el orden, cuando estas personas han sido identificadas se han entregado a la policía para que tomen las acciones correspondientes. Por otro lado, no hay que ser tan ingenuos y hay que considerar que también pueden ser estrategias para denigrar, desvalorar la lucha; en la tarde escuchaba las declaraciones del señor Luis Larach, presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés y decía que están evaluando los daños, que las personas que están en el parque (Bloque Popular, gremios, sindicatos, asociaciones y personas individuales) han ocasionado, utilizó adjetivos como vándalos que destruyen el bien común, lamentó que la policía no haya actuado con más prontitud. Son este tipo de declaraciones que desprestigian y crean mas menosprecio, odio, desagrado entre los hondureños y son las que más audiencia tienen, al ser los medios tradicionales y sin censura. En las redes sociales hay infinidad de opiniones e insultos, amigos tratando de convencer amigos de que están equivocados, recomendado que mejor nos mudemos a Cuba, Venezuela u otro país socialista, se colocan fotos para comparar cual marcha estuvo más concurrida, se convoca a futuras marchas y las llaman por la Paz y la Democracia, se proclaman verdaderos hondureños. Es cierto, sus marchas son más bonitas, son más ordenadas, sus cárteles son más elaborados, tienen más mantas y banderas, pero no es de extrañarse, es la marcha del sector económico, es la marcha de los empresarios y políticos, es la marcha de los jefes, de los dueños de empresa que obligan a sus empleados a asistir porque sino lo hacen pueden ser reprendidos o hasta despedidos (según denuncias que he escuchado en Radio Progreso).
Independientemente de que si apoyamos o no a Manuel Zelaya, lo que si compartimos todos las personas que nos manifestamos contra el golpe de estado es que queremos que se respeten las leyes, la constitución, que si Manuel Zelaya ha cometido, entonces que se proceda según la ley y no de la forma arbitraria en que se hizo. Los medios de comunicación se han encargado de reforzar el sentido de legalidad de estas acciones, favoreciendo las actividades que se realizan en apoyo al nuevo gobierno, creando una cortina, invitando a las personas a que sigan sus vidas, "aquí todo esta normal", tan normal que los centros de negocios, restaurantes, bancos que se encuentran a los alrededores del parque central de San Pedro Sula están cerrados, tan normal que se ve poco tráfico vehicular, tan normal que miles de hondureños salen a las calles a manifestarse, donde en las emisoras que apoyan el golpe los periodistas dicen al aire los números de teléfono de las personas que no están a favor del nuevo gobierno. Los medios de comunicación se hacen de la vista gorda y no publican la información que inválida ante el mundo a Micheletti como presidente, promueven campañas diplomáticas para explicar las razones por las que se tuvo que tomar medidas drásticas antes de que “algo peor” sucediera, lo que no explican o talvez no lo comprenden, es que lo que cometieron es una versión moderna de golpe de estado, donde se ha violentado los derechos de una persona, enviándola a otro país sin su consentimiento, donde se violan abiertamente los derechos de los hondureños, donde se aprueban restricciones a las garantías constitucionales de los ciudadanos, estrategia que reafirma una vez más que esto es un golpe de estado. Los compatriotas que apoyan estas medidas, las defienden argumentando que solamente es de 10:00 p.m. a 5:00 a.m., garantías son garantías, independientemente de un horario. Necesitamos que la ley prevalezca, que se demuestre que no está de adorno, que se aplican y se respetan, porque si esto no sucede, se establece un precedente al mundo, no a Honduras, no a Centroamérica, ni Latinoamérica, sino al mundo. Mandatarios de otros países se han pronunciado, embajadores han sido llamados de regreso a sus países (http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2009/07/01/AR2009070100369_2.html?sid=ST2009063004334) y saben, conocen las consecuencias de estas acciones, como lo dijo el presidente Lula Da Silva "No aceptamos los golpes en América Latina. Ya tuvimos experiencias de golpes militares durante los años 60 del siglo pasado" (http://www.ansa.it/ansalatina/notizie/notiziari/brasil/20090701151234907166.html) Validar, reconocer este golpe de estado significa que en otros gobiernos, políticos pueden estudiar las formas de destituir "legalmente" presidentes electos democráticamente, significa que no valen las leyes, que no vale la democracia, que vivimos en un imaginario, en un realismo mágico de civilización.
Desgraciadamente esta lucha se ha transformado en una lucha entre hermanos, entre familias, entre amigos, entre hondureños, donde en algún momento nos hemos ofuscado y no hemos respetado ni tolerado las opiniones de otros, donde no hemos podido sentarnos, como nos sentábamos a compartir sueños, anhelos, proyectos, nos hemos dividido y no quiero sonar pesimista pero a veces pienso que la resolución no será ni pacífica ni calmada y estará cargada de resentimiento.
Gabriela
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